literalmente: me duele el culo y los riñones, y no de las birguerías sexuales que cualquier indecente podría estar imaginando (y no lo digo por que faltan las noches de pasión), más bien es un dolor causado por esa locura primaveral, la sensación que hay que hacer más deporte y todo lo que de ella deriva. Pero otra vez estoy empezando por el final. El inicio de esta historieta es más bien común: planear las vacaciones. Con la fabulosa ayuda de mi hermano menor pero mayor que yo, a quien, sin duda alguna, la semana de San Juan voy a maldecir cuando estemos en O Cebreiro y sienta morir por los puertos de montaña... como iba diciendo, con la ayuda de este, por el momento, mi hermano, se nos pasó por la cabeza recorrer un trozo humilde del Camino de Santiago en bicicleta. La primera idea (o al menos la mía) era recorrer la meseta, los llanos de Castilla y León, ya que una no ha tenido nunca (por lo menos hasta el momento) alma de ciclista y puesto que solo dispondremos de una semana. Pero claro, uno de mis hombres es muy pero que muy tozudo, y no le entra en la cabeza que no lleguemos hasta Santiago, así que pasamos de los prados, los llanos y la tranquilidad de ir "xino-xano" (como decimos por aquí) a las montañas rusas (o leonesas-gallegas en este caso), los desniveles y las muertes por cansancio prematuras. Así que toca ponerse en forma y ayer gastamos demasiado dinero en una bicicleta para poder entrenarnos los dos (ya tenemos una en casa). Y a día de hoy noto ya la resaca de subir el mínimo desnivel que hay desde Granollers a la Garriga, un pueblo de al lado, subiendo al lado del río, por trozos industrializados y por algún que otro páramo de olor de campo. Ida y vuelta fueron 22km, nada mal teniendo en cuenta que aún tenemos dos meses para llegar a hacer 50km al día sin notarlo demasiado, pero la sola idea que lo que hicimos es el séptimo cielo en comparación a lo que nos espera, me desespera aunque, todo hay que decirlo, me gusta, seré un poco masoca, pero puede ser una experiencia de estas inolvidables, que si bien no creo que me vayan a cambiar la vida (la mística y yo somos amigas pero desde lejos) si me cambiará un poco esos quilos de más y me pondrán en forma, cosa que nunca resulta ser un disparate. Bueno, pues con esta última azaña de ayer tarde te dejo, y no dudes que sigo al pie del cañón, te iré escribiendo y así reeducando mis dotes de futura best-seller, ni que sea por la publicación remota y casi imposible de estas palabras.
Solo añadir que eres impresionante, la de estudios y propósitos que tienes y lo lejos que vas a llegar, ni que sea enseñando lengua española.
Con mucho cariño, des de tierras catalanas y con poco sol (por ahora), besos,
Carme
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