Mi dulce Ariadna

Desearía saber que será de tí, mi dulce Ariadna,
cuando el horizonte teñido de gris
sea ya un vago recuerdo de los sueños e ilusiones
que un día llenaron de esperanza y de vida
tu hermosa e inocente juventud;
cuando veas crecer a esos hijos tan esperados
de los nietos que diste a la que fue tu madre;
cuando sientas ligero el corazón
por el amor a tus hermanos brindado,
por esas lágrimas derramadas.

¿Dónde estarás tú, mi dulce Ariadna,
cuando el amor ya no sea amor sino odio;
cuando la amistad se convierta en negocio;
cuando el paso del tiempo
haya cambiado nuestros hogares,
nuestros montes y prados, nuestros mares;
cuando la Luna se esconda
en un universo de dolores y penas;
cuando en los corazones
ya no quepa más que tristeza...,
dime, dónde estarás tú?
¿Acaso estarás aún luchando
con tus hermanos los hombres
por una sociedad más pura,
más limpia y más hermosa?

Entonces los años pesarán sobre tí,
tu alma no habrá crecido
mas tus piernas no podrán correr,
¿llorarás entonces por el tiempo perdido,
por la lucha forzosamente abandonada,
por no continuar combatiendo junto a tus nietos?

Desearía saber tus pensamientos
cuando veas la lucha huir de ti;
cuando toda tu energía
haya sido utilizada;
cuando no te quede más remedio
que hacer de espectadora de la vida
de una vida de la que tú eres víctima...
¿qué pensarás mi dulce Ariadna?

Los años habrán pasado,
tu tiempo habrá terminado,
tu lucha ya no será tuya
sino de los que un día engendraste,
y aunque quieras intervenir
tu cuerpo restará sentado en ese banco
contemplando un horizonte inalcanzable;
te verás atrapada en una persona
sin energía, carente de fuerzas
mas con un espíritu lleno aún
de sueños por realizar,
de ilusiones por construir,
de estrellas por alcanzar.

¿Morirá entonces de pena tu alma
al verse sujetada e inmovilizada;
al ver el mundo que le rodea
y no poder intentar cambiarlo?

Pero será entonces mi dulce Ariadna,
que tus gritos serán oídos
que tus palabras serán escuchadas...
yacerás bajo la tierra que tanto amaste,
por la que tanto siempre luchaste
cuando todos aquellos hermanos hombres
verán tus azañas y tus obras
e intentarán acabar lo que tu un día empezaste.

Te convertirás en 'La Dulce Ariadna'
que un día luchó tanto por su patria,
por un mundo mucho mejor;
correrás de labios en labios
y ya jamás morirás en la memoria del mundo.

Pero siempre serás MI DULCE ARIADNA.